miércoles, 14 de marzo de 2012

Mínate raleza.

El eco de mi voz
del hueco de mi pecho
quiebra las piedras
Se desgañita como desbarrancándose
Desmesurada roe a los oídos
Mi vista qué áspera
espera la maravilla
de lo cotidiano
milagro mismo
la nube que sombrea
aquel pedazo de palmo
del rostro cielo
aunque cruel gesto
la más bonita encadenación
yendo y volver
 junto con la marea
Derramándoseme
expandiéndoseme
amplísimamente los poros
los porqué entre mi cejo cerrado
Constantemente mis orejas
mis audiciones aullidos
constantemente
que acoso a mi naturaleza
mente constante
y ella se deja llevar
de la mano de mi instinto caverniculozo
se sensibiliza para parecer mi sanación
de las astillas de mi cuerpo
que ya duerme  en
esta apestosa realidad que nos circule.  
    
                                    
                              Ardo Astillo Oreno

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