Hay cuerpos celestes que están alejándose a cada momento.
Eso mismo le pasa a mi cuerpo
va evolucionando
dejándome atrás cada día
erosionando mi piel.
Ahora el hombre desde el que estoy contenido
desde el que hoy estoy dentro
este Fulano amigo de Mengano conocido por Perangano
es un extraño de las magas que me acompañaron
resulta lejano del niño que fui
del muchachito que reconocía la esencia de nuevos momentos
de un olor que se le atrapaba en la imagen
recorriéndole por el laberinto del seso.
Este hombre que desde el espejo mientras le escribo me mira
con el rabillo de mi ojo y su mirada hilarante me pide que lo sostenga
que siga adornándole su osamenta
tendiéndole puentes
aunque mi mente sea una barranca
por la que a diario bajo
entre basura para recolectar las flores
y realizar labores que tampoco son ya cotidianas
que también me alejan de mi.
Ardo Astillo Oreno
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