Los sueños de terror, las pesadillas con ese nombre tan horripilante, no consisten en que un señor de uñas largas viene por tí. Ni tampoco en los que mamá muere, no tienen nada que ver con las que un muñeco de juguete toma vida.
Son muy parecidas a las que un hilo infinito sale de entre tus dientes y corta tu encía, sientes el dolor, jalas el hilo y sigue cortando tu carne.
Apenas, tuve una donde unos tubos delgados me salían de la garganta, eran, pensaba yo, mis cuerdas vocales de los que me quería desprender, a cada tirón me lastimaba.
Ahora que lo reflexiono, podría relacionarse con mi evolución. Algunos órganos que en alguna de las otras posibilidades me nacieron.
Septiembre 2019
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