Todo comenzó porque vi a un vato jugando basquetbol mientras yo viajaba dentro del metro a lo lejos de donde él juegaba, me puse a pensar que yo estaba viendo a aquella persona jugar en una cancha solitaria, desde lejos, básicamente sin que él se enterara de mi presencia, pensé en cuántos enlaces de ese tipo se podrían dar en un momento cualquiera e imaginé un enlace como cuando ves a alguien, lo oyes, lo sientes, lo hueles o lo pruebas, después seguí con esa idea largo ratón pero ya era oreja de entrarle a la chamba.
De vuelta del trabajo, por la noche ya dentro del vagón en que me transporto, sucedió algo que me ligó y me hizo volver a la idea del tipo del baloncesto, pensar más en ella y comprenderla mejor.
Viajaba amontonado y pegado a mi estaba un tipo con su noviesita; el tipo le hablaba de que en algún momento su mamá hizo, en una tarde libre, tamales para degustar con la filia, pero los vecinos como siempre algunos pasando a saludar, así dijo el chavo, se dieron cuenta de que aquella señora había preparado los tamales y le dijeron con insistencia 'ándele señora Tere, véndanos unos tamalitos, póngales el precio que quiera pero véndanos unos', entonces la señora tuvo que vender tamales cada ocho días porque los vecinos le pedían.
Además, el chavo le contó a la chava que su papá de él una vez que le tocó descansar hizo unas carnitas, porque lo que pasa que el señor tenía unas hectáreas ( así les dicen, le dijo el chavo a la chava, como pidiéndole que no le preguntara más) pero el caso es que en esas hectáreas el señor tenía animales, entre ellos unos puercos que tenían una carne muy rica, porque los alimentaba con desperdicio de restaurante, o sea no era cualquier desperdicio del que les daba, así le dijo el wey ese a aquella pobre mujer, entonces, naturalmente yo no pude contener una sonrisa leve en los labios y una carcajada por dentro, que entre tanta gente fue imposible hacer pasar desapercibidas, de pronto me di cuenta que un tipo me veía fijamente, como si me estuviera explorando con curiosidad de niño, de ahí de inmediato recordé al tipo del baloncesto de la mañana.
Me di cuenta que yo escuchaba al chavo y su plática a la muchacha (que escuchaba al chavo y veía otras cosas) mientras otro tipo me miraba y pensé que entre tanta densidad de gente a lo mejor a ese tipo que me miraba lo miraba otra persona, que yo no veía ni él veía y a ese tercero un cuarto y a ese cuarto un quinto lo setía y un sexto lo plus y un séptimo lo pensaba mientras un octavo lo probaba y así hasta todos los seres humanos estar enlazados al mismo tiempo sin darnos cuenta, ya sea por la vista, el oído, el tacto, el sentir o el pensar.
Inmediatamente después de sobre valorar esto; vi que otro muchacho que viajaba amontonado con nosotros empujó a una señora que estaba frente mío, la señora le dijo 'pendejo, pide permiso' inmediatamente yo le pregunté a la señora si iba a bajar en la estación siguiente y ella se rió, me dijo que no y se hizo a un lado, por mi parte nomás alcancé a escuchar, mientras me movía de lugar, que el chavo que hablaba de sus experiencias paternales/culinarias/comunitarias le dijo a la muchacha que entonces por eso ahora cada que su papá descansaba tenía que hacer carnitas. El mundo ya se había desconectado.
Finalmente le dije a la señora cuando me iba moviendo de lugar que ella tenía razón porque el tipo que salió no avisó y la empujó, ni pidió permiso ni nada, es todo.
Ardo Astillo Oreno
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