miércoles, 14 de febrero de 2024

Elegia I. (Al enorme Castillo donde habité con la inmensa alegría de mi infancia)

Es un callejón sin salida en medio de tu peor pesadilla
Es llenarse la vista de neblina negra en medio de una carretera circular sin principio ni fin. 
No saber para donde arrancar
O con qué quita grasa limpiar el plato de mi corazón 
Es correr y correr para buscarte atrás del telón que se llama realidad
Querer salir del cuerpo, del tiempo y el espacio para encontrarte puro, limpio en un no lugar ignoto 
Es querer arrancarse las barbas del tiempo a jalones y estirones de rabia
Querer sacarse los ojos con las uñas afiladas para despegar la.imagen terrible de tu cuerpo inerte
Limpiarse las lágrimas a cada momento que te encuentro tras de mis párpados. 
Abarcando toda mi mente 
Sentir como cada latido es una patada en el músculo de la vida 
Cómo la misma viva punza y corta las venas de la esperanza de verte 
Es encontrarte ausente para el tiempo que resta 
Sumar a mi vida  la tristeza más grande 
Como el pípila cargó una plancha de cemento pesada, rígida, densa: Así traigo tu muerte padre mío: La llevo en la espalda con un dolor tan profundo que atraviesa mi pecho y sigue dejado un agujero negro en el espacio de mi entorno 
En mi cerebro tus actos de amor
En mi persona tu cariño que dejas se mezcla como el café de la mañana con leche 
Es recordarte y clavarme en un sueño del que los sentimientos se alteran y salen de mis casillas 
Es querer abrazarte de nuevo 
Sentir tu calor lleno de amor 
Agradecer al destino que te halla puesto en mi camino. 

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